mayo 27, 2009

.BLURRY.

Estos días han sido una mezcolanza de cosas para mí. Desde todo punto de vista algo ha cambiado o sucedido de una manera no esperada… o tal vez un poco, sí. No es fácil de entender, pero cuando tienes una mente tan enredada, hay que tomarse las cosas como vienen y no intentar buscarle la quinta, sexta y hasta décima pata al gato, como suelo hacer. Es raro ver mi reflejo en el vidrio a mi lado, no sólo físicamente, sino que simbólicamente, en una forma abstraída de mí mismo… a veces pienso que yo no soy yo, ue alguien más ha tomado control de mis acciones; o puede ser también que antes alguien lo hacía, y el verdadero “yo” volvió para tomar su puesto. Cuando estás solo, sin internet, en un café snob en el centro de Santiago, escuchando música tranquila, puedes pensar muchas cosas porque no sabes en qué enfocar tu atención para no llamar la atención con tu vaso venti de organic chai. El otro día fui a un café no tan snob y me sentí solo, como con ganas de poder compartir mi tiempo con alguien, o enfocar mi atención en algo más que no sea yo mismo, como ahora último he estado haciendo; encuentro que es malo, pero bueno a la vez. Por otro lado me gusta ver lo que hacen otras personas mientras yo estoy aquí, invisible con mi notebook y mi vaso ya vacío de té. Es un poco raro “espiar” lo que hacen o hablan las personas, pero es divertido, y a veces te das cuenta de que no eres tan distinto al resto, o que no haces cosas tan fuera de lo común como creías. Ayuda a darse cuenta de que casi no hay cosas que te hagan distinto al tipo que está en la mesa de en frente tomando quién sabe qué, pero no importa demasiado porque está en café snob, igual que tú o que yo. Mi falta de práctica escribiéndose nota demasiado, no puedo llevar el hilo de este monólogo sin que una idea aleatoria venga y me quite las teclas de los dedos para imponerse por sobre la idea anterior, pero espero que mi etapa “saltatoria” termina luego, por qué me aburro pronto con las cosas, quiero innovar, hacer cosas nuevas, pero a veces ni siquiera termino lo que estaba haciendo…

Desde la semana pasada que me he sentido un poco distinto a como era antes (sé que ya lo dije, pero quiero terminar una idea al menos), como si por fin empezara a ser yo mismo, o no. Es raro, ya no me importan algunas cosas que antes sí me importaban mucho; pero también hay cosas que volvieron a importarme tanto o más que antes, es como haber vuelto o involucionado a una etapa de mi vida en la que era totalmente distinto a ahora, mucho más estable, pero eso no quiere decir que sea una estabilidad buena, sino que un tipo de circulo vicioso; bueno, una parte de eso volvió a mi cotidianeidad parecido a un búmeran de pensamientos y emociones, que pensaba que había lanzado lejos, pero volvieron sin miedo ni remordimiento, más fuertes que nunca, y eso como que me da un poco de miedo, porque sé que los resultados o que el proceso al que volveré a entrar me va a alejar de gente que quiero, o creo querer.

El otro día hablaba con Pablo, él siempre cacha como me siento, porque pasó por algo similar a lo mío, pero está saliendo y yo vengo recién entrando. El punto es que me agrada hablar con él, porque siempre sabe qué decir; me guste o no lo que me diga, siempre termino dándome cuenta (a veces a los días) de que tenía razón, pero mi impulsividad y testarudez son más imponentes que sus consejos suelo hacer todo lo contrario de lo que me dice. A veces me gustaría ser más maduro; aunque igual no encuentro que sea tan inmaduro como algunas personas que conozco y que son mayores que yo (sé que es patético compararse con el resto, pero igual lo hago). Me gustaría ser más maduro pero sé que sería apurar las cosas, Pablo dice que uno no tiene que saltarse etapas, que hay cosas que uno tiene que vivir; me costó entenderlo, pero al final comprendí, por medios propios. Me estresa saber que alguien se va a equivocar, y siempre trato de ayudar antes de que suceda, pero gracias a lo que dije antes, me di cuenta de que es mejor no involucrarse, y que dejando que las personas se equivoquen, aprenden de sus errores; en cambio si me involucro, y lo evito, tal vez esa persona no sepa cómo enfrentar otros problemas, y también me di cuenta de que es algo similar a lo de mis viejos, porque tratan siempre de tenerme “seguro”, pero yo quiero saber enfrentarme solo a las cosas, sin que alguien me esté llevando de la mano, quiero caerme para saber cómo es. Y no es que no me haya caído, lo he hecho y he aprendido, aunque a veces es necesario más de un porrazo para aprender.

El lunes me di cuenta de que hay días de los que no recuerdo nada, pasan tan rápido y borrosos, que es como si no los hubiera vivido, además cuando eso pasa, es porque seguramente no hice nada distinto, y me doy cuenta de que debería haber aprovechado mi tiempo en hacer algo así, aunque fuera saludar al chofer de la micro, ayudar a alguien, correr por la universidad, tomar una bebida con azúcar y cosas por el estilo, que nunca hago.

Me entristece a veces darme cuenta de que me he vuelto más superficial de lo que era antes, y cada vez tratar de mejorar mi imagen, aunque sea sólo yo quien lo note, porque la gente, tus amigos y hasta tu familia sólo se dan cuenta cuando son cambios drásticos, y a veces te das cuenta de que a pesar de que pueda ser algo satisfactorio el recibir cumplidos por algo que hiciste o que usas, es algo tan transitorio como la colección de botas de invierno Prada del año pasado, tan banal y de tan poca importancia que a veces me pregunto si vale la pena todo eso; lo malo es que casi siempre me respondo que sí, y cuando digo que no, me arrepiento.

Por el momento es eso, alguien con alma de editor verá esto y vomitará por el desorden de ideas magno que he creado, pero así es como escribo y punto, no voy a cambiar… o tal vez sí, drásticamente.